martes, 18 de enero de 2011

CONTRAPROPUESTA: MEJOR SUBASTEMOS COPAN RUINAS

EN VEZ DE LAS CIUDADES MODELO DE JUAN ORLANDO,
MEJOR SUBASTEMOS COPAN RUINAS
Jorge Luis Oviedo

El miedo, la fuerza, la adulación, el error, la ignorancia, hacen en ocasiones proferir lo que no se quiere. Yo no busco la voluntad de los pueblos en discursos que pueden ser mentirosos o equivocados. La busco en las leyes de la naturaleza, siempre constantes y dignas del legislador que las dictó. En ella es donde las veo escrita con caracteres
que jamás me llevan al error. José Cecilio del Valle

En Honduras hay muchos recursos naturales, renovables y no renovables en abundancia. Cada año cae, sobre cada metro cuadrado, un metro cúbico de lluvia, es decir, lo suficiente para que en un terreno plano viviésemos todos con el agua hasta el cuello.
Por esa razón no nos hemos convertido en desierto, pues, además de las enormes cantidades de lluvia que caen en el territorio, muchas de las especies vegetales, tienen millones de años de haberse adaptado a los suelos de nuestras montañas, lo cual dificulta, pese a la sobre explotación, su extinción.
Todo el que es dueño de una porción de tierra posee una riqueza importante; pero la gran mayoría, como apuntaba Don José Cecilio del Valle, viven en la pobreza, porque ignoran o les falta la iniciativa para sacar el mayor proyecto de los suelos o de lo que estos producen: “Si el artesano sólo trabaja obras toscas y groseras teniendo elementos para hacerlas finas y de gusto; es porque no ha estudiado modelos, ni aprendido su arte por sus principios; si el labrador no emplea los mejores métodos de cultivo en el de sus tierras es porque limitado a los de tradición no ha hecho estudio de los que enseñan su ciencia; si el hombre se abandona a los vicios que sacrifican su persona y prosperidad es porque no tiene las luces necesarias para calcular lo que le interesa pues todo crimen, decía un escritor, no es más que un falso cálculo del espíritu.” Que sean sus palabras, más autorizadas que las mías las que lo enfaticen.
Hierbas hay que crecen con gran facilidad y aunque a veces se sepa su utilidad hay quienes prefieran quemarlas o, en el menor de los casos, simplemente desperdiciarlas, mientras aceptamos, como la gran panacea, los productos del extranjero, especialmente si nos los venden caros.
En Honduras no se puede gobernar, porque en vez de haber fortalecido un sistema educativo para independizar a los hondureños, desde todos los sectores dirigentes del país: empresariales, políticos o de sociedad civil, se han fomentado, sin asomo de vergüenza, la mendicidad.
No es casualidad que hoy proliferen en el país, antes que hombres y mujeres dispuestos a resolver problemas, hordas completas de ciudadanos (as), pidiendo aquí o allá, unos fuera del país, de saco y corbata, a los organismos internacionales; otros, también de traje, escudados en numerosas organizaciones “sin fines de lucro”, exigiendo y exhibiendo, sin vergüenza, autos y residencias obtenidas a través de la bondad internacional que las obsequia; y, finalmente, los mendigos tradicionales, que desde las esquinas, a la salida de algunos negocios o en los atrios de las iglesias, los fines de semana, con la mano extendida ven escaparse el tiempo junto con sus vidas rotas.
Finalmente, en época de campaña electoral se produce un espectáculo inédito en el mundo desarrollado, miles de aspirantes a políticos y unos centenares de hábiles demagogos, se lanzan a la mendicidad de los votos, que no logran con encanto, verborrea o hábiles argumentos, sino con sobornos y chantaje, mientras se acusan unos a otros, sin que nadie se lo tome en serio ni lo crea, de ser del viejo estilo.
Honduras, con estos protagonistas avanza por inercia hacia profundidades más hondas, haciendo honor al significado de su nombre. Lo único que ha venido aumentando, más que la producción alimenticia o la industrial es la población; de modo que, con ella, se han multiplicado mucho más los pobres y los miserables.
Según cifras de Migración unos 80 mil hondureños (la mitad, por general, retornan deportados) intentan cruzar el río Bravo todos lo años para alcanzar el Sueño Americano. Las remesas de los últimos años han puesto en evidencia que nuestro principal producto de exportación no es plátano, ni la piña (ananás), café o los productos que se confeccionan en las maquilas, sino hondureños desplazados, hondureños marginados por un sistema injusto, pero sobre todo, por una clase dirigente incapaz.
La pregunta es ¿qué hacer? ¿Puede Honduras, puente del narcotráfico internacional, conducida por una clase dirigente enajenada, con una subcultura de la mendicidad cada vez más arraigada, desde el más pobre, hasta los que legislan, imparten justicia o gobiernan, o simplemente hacen negocio vendiéndose al mejor postor de turno, salir de la actual postración y no sucumbir a la ola gigantesca de la globalización que impulsan los países industrializados bajo la cosmovisión las grandes transnacionales?
Todos los países o conglomerados nacionales que han dado un salto cualitativo en el pasado reciente o en cualquier otro momento de la historia, ha tenido que cambiarle la mentalidad a una generación completa.
En Honduras esta posibilidad, bajo las actuales circunstancias es una quimera. El sistema educativo público tiene medio siglo de estar haciendo reformas, sin que los resultados nos pongan en evidencia un avance significativo.
Hace cincuenta años exportábamos, eso sí, menos compatriotas y, en nuestras calles podíamos caminar más tranquilos.
Y como está visto que en Honduras, nos podemos seguir matando unos a otros, especialmente quienes tenemos menos responsabilidad en la toma de decisiones y en la apropiación de derechos (bienes como los medios de producción o aquellos que se establecen en las leyes para que favorezcan a los más fuertes), no habrá en el próximo cuarto de siglo ninguna revolución que acabe con este orden de cosas, sino que lo más probable es que se acelere la enajenación de todo y que, hasta la última pulgada de tierra importante, pase, a través de testaferros, a manos extranjeras como ha ocurrido ya con el capital financiero, como ha venido sucediendo con la mentalidad de la gran mayoría; bombardeada sistemáticamente durante más cincuenta años con programas de radio, televisión ajenos a nuestro entorno; debemos proponer cierto tipo de opciones radicales, en apariencia, pero favorables, para darle al país unas condiciones económicas que permitan dar un salto cualitativo, para que no tenga que vivir con la mano extendida recibiendo dádivas de la comunidad internacional y obligando, al 70% de los nacidos en nuestro territorio a emigrar, porque aquí, en medio de la riqueza, seguimos viviendo como miserables.
Honduras posee más de 6 mil sitios arqueológicos, esa riqueza bien explotada a través del turismo puede producir más riqueza que el oro que durante tres siglos se llevaron nuestros colonizadores y que todo el oro que aún permanece bajo el subsuelo.
Honduras posee 19 cuencas hidrográficas importantes que en manos de compañías capaces de sacarles un máximo provecho, pueden posibilitar un enorme aprovechamiento en riego, pesca, ganadería y electricidad sin precedentes, sin embargo, la abundancia de agua durante la temporada lluviosa lo que provoca es terror.
Honduras alberga en sus más de 112 millones de hectáreas, unos 112 mil millones de árboles maderables de distintas especies (pese a la sobre explotación de algunas regiones), los que explotados racionalmente, a un máximo del 3% anual, le permiten una disponibilidad de 3 millones 360 mil árboles por año. Esta cantidad es más que suficiente para que en 5 años toda
familia en Honduras posea una vivienda digna y la población rural viva con decoro y tenga ingresos suficientes para no pasarse la mayor parte del tiempo con la mano extendida.
Por ejemplo, las escuelas en el nivel básico; los institutos en el nivel medio; las universidades en nivel superior y las instituciones públicas adquieren grandes cantidades de mobiliario de metal o de un fuerte componente de metal, cuando en los alrededores abunda la madera, que es más barata, que se puede fabricar con participación de los estudiantes y que es más estética. Solamente los cortes de madera que hace la EENNEE para mantener limpias las vías por donde van las líneas de transmisión es más que suficiente para cubrir las demandas de materia prima para fabricar el mobiliario escolar.
Honduras tiene miles de kilómetros de faja costera, especialmente en el Atlántico, con condiciones envidiables que, por cierto, están en manos de extranjeros a través de testaferros presta nombres (muchas de extensiones), sin que estos signifique ingresos importantes para la hacienda pública. Similar situación se presenta con las islas y cayos del mar Caribe que son pertenencia de Honduras.
¿Qué necesitamos para disponer, entonces, de abundantes recursos financieros?
Subastar bien lo que no estamos explotando apropiadamente o lo que unos pocos se están apropiando con la complicidad de los funcionarios de turno: islas, cayos, playas, cuencas hidrográficas, lagos, lagunas, etc.
Hay que subastar los cayos del caribe hondureño, uno por uno; hay que subastar lo que aún queda de las islas mayores en condición de terrenos nacionales o ejidales, hay que subastar hectárea por hectárea los miles de kilómetros de playa donde aún es dueño el Estado.
También hay que subastar una de las riquezas más grandes que tenemos, de la podemos obtener más utilidad que todo el oro que españoles y compañías mineras transnacionales sacaron de las entrañas de nuestras honduras: El parque Arqueológico de Copán Ruinas.
Cada uno de los monolitos escultóricos vale muchos millones de dólares, cada piedra de las miles que hay talladas en ese parque, es única, y vale por eso, como ocurre con las esculturas de Miguel Ángel o las pinturas de muchos artistas renombrados. EL Parque Arqueológico de Copán es único, pero vale en el sitio donde está, no en otro lugar; que quiere decir esto, que el parque puede ser subastado por miles de millones de dólares y va a quedar allí donde fue construido hace más de mil años por magníficos arquitectos y escultores mayas, cuyos descendientes, en la actualidad, viven sumergidos en la más deplorable pobreza y continúan también marginados, mientras unos
pocos explotan mínimamente esta obra magnífica del ingenio y el poder humanos.
¿Qué perdería Honduras subastando este y otros sitios arqueológicos? Porque el parque quedaría en el mismo sitio, del turismo continuaría igual o mejor. Si acaso alguna que otra escultura pudiera ser llevada a otro país y dejada en su lugar una réplica; pero eso ocurre ya; miles de piezas han sido extraídas y algunas, por lo menos, se sabe en que museos están.
De modo que subastar el parque por unos 50 mil millones de euros como precio base, no le vendría nada mal al país, porque es factible encontrar desde compradores particulares hasta corporaciones interesadas en hacerse de un sitio único en el mundo.
¿En qué afectaría una acción como esta la identidad de Honduras, el patriotismo de los hondureños, el turismo de la zona de Copán Ruinas? En nada. Por el contrario, le traería muchos beneficios a nuestra población.
Del mismo modo podemos subastar la biosfera del río plátano, para que no se siga explotando sin control la madera de su núcleo o su periferia; para que quienes la adquieran, como no sería no por un valor irrisorio, la cuidarían, la protegerían y harían atractivo turismo ecológico.
Lo mismo debemos hacer con extensos tramos de la faja costera y con los islotes y cayos, sacarles provecho, pues de lo contrario solamente unos pocos avorazados, que ya lo están haciendo, obtendrán, pálidos beneficios.
Las piedras de Copán, en unos siglos más, serán polvo como mis huesos o los huesos de nuestros descendientes, mezclados con los de los mayas, morderán ese polvo con rabia, con amargura, con profundo dolor, mientras maldicen los nombres de aquellos que nos negamos a legarles una mejor sociedad.
Solamente el tiempo y el espacio son absolutos, todo lo demás está en cambio, en movimiento.
Solamente los ignorantes o los imbéciles pueden vivir como miserables en medio de la riqueza.
No fueron los europeos, en particular los españoles, ni son ahora los gringos los que no han brindado auxilio, ambos, a su manera, nos han explotado, porque con nuestra ignorancia se los hemos permitido. Nuestras culturas nativas, en cambio, no heredaron riquezas únicas. Es de imbéciles no aprovecharlas.
Hay que dar en concesión algunos sitios de nuestras cuencas hidrográficas a las empresas experimentadas del mundo que presenten las mejores opciones, para que tengamos riegos permanente para nuestro millón y medio de hectáreas aptas para agricultura y ganadería, para poder cultivar hortalizas y otras plantas similares en invernaderos con la participación de los
niños de escuela; para tener electricidad barata para los hogares y las fábricas; para tener agua potable en las llaves de todos los hogares del país; para que cultivemos peces y otras especies que beneficien la dieta de los hondureños, lo mismo que para la exportación.
Valle soñaba con una América próspera, yo quisiera, por lo menos, ver la actual generación y la siguiente educándose con posibilidades de insertarse en la producción del país, mejorando sustancialmente su nivel de vida, creciendo, en promedio, diez o veinte centímetro más que mi generación, porque la desnutrición ya no sería la norma entre los urbano-marginales o entre los niños y jóvenes del campo.
En los países con mayor índice de desarrollo humano, que son aquellos con mayor desarrollo industrial, con economías más pujantes, dos de cada cien niños nacen con un coeficiente intelectual arriba del promedio; de ellos se nutren mayoritariamente las universidades prestigiosas de Japón, Europa, USA o Canadá. En los países como Honduras los niños, aunque nazcan con un coeficiente intelectual arriba del promedio le sirve de poco, porque todos lo que nacen en hogares pobres (más del 60%), la falta de hierro en el primer año y la falta de una nutrición adecuada durante toda la infancia, provoca retardo en unos casos o frena, en otros, la capacidad de sus cerebros.
Este año han nacerán en Honduras cerca 220 mil niños más. Y como lo pobres son más prolíficos, no cabe duda que más de 150 mil enfrentarán problemas de mal nutrición. Que unos cien mil son candidatos para migrar dentro de unos 15 años, que otros miles se enrolarán en la delincuencia y otros tantos se tornarán pandilleros, que apenas unos diez mil ingresarán a las universidades.
Ese es el país que nos han heredado aquellos que, desde los gobiernos, los grupos empresariales y todos los que forman la clase dirigente del país, incluido sus corifeos y aduladores, discuten y deciden el destino de todos.
Por eso propongo una opción de independencia, para que Honduras adquiera los recursos que nadie nos otorgará, sino como dádivas y con condiciones, como hasta ahora se ha hecho.
Tomando decisiones apropiadas, en poco tiempo podríamos obtener unos cien mil millones de dólares con la subasta del parque arqueológico Copán Ruinas (que no se moverá de allí) con los islotes y cayos (que tampoco hay forma de llevárselos) y otras acciones similares.
¿Qué debe hacerse con ese dinero?
Invertir la mitad en la compra de bonos en Japón, Europa o Norteamérica, para, con los intereses, financiar durante veinte años (dos o tres mil estudiantes) de post grado, por año, en el exterior.
Crear en el país escuelas e institutos de élite para hacer concurrir ahí a todos los hondureños que manifiesten condiciones de aprendizaje arriba del promedio nacional.
Poner a la disposición de diversos grupos y personas, a un porcentaje no mayor del 5%, cinco mil millones de dólares por año, durante un lapso de de 20 años, para la creación de empresas asociativas, medianas, grandes y pequeñas, con personas no mayores de 30 años, esto es, aquellos ciudadanos que, con profesiones de nivel medio y universitario (que hayan sido buenos estudiantes) cuenten con un real y efectivo apoyo estatal.
La condicionante de la edad es por una razón fundamental, no se puede hacer cambios con quienes no están dispuestos a cambiar; y el ser humano muestra esa disposición de manera predominante durante su juventud, cuando todavía no ha sido derrotado por el sistema, cuando aún no se encuentra resignado y acepta que únicamente le espera envejecer y morir; cuando aún no ha comenzado a formar parte del enorme ejército de los amargados, de la enorme masa de los que se saben fracasados y ya no creen en sí mismos; y por ello no son capaces de hacer algo provechosos por su familia, por su sociedad, por su país.
Los cambios se hacen con los que tienen esperanza, con los que aún no han adquirido los vicios de las generaciones anteriores.
Los principales países desarrollados son auto suficientes. Esto quiere decir que la mayoría de la población participa en la cadena de producción e intercambio.
Lo anterior quiere decir que un modelo de desarrollo que privilegie primero al ser humano debe tener como norte elevar el nivel de vida de toda la población y no continuar con el actual modelo exportador, que solamente beneficia las economías de los actuales países industrializados, pues el empleo masivo y barato que genera la maquila (como principal sector empleador) únicamente es una respuesta temporal, puesto que no permite a las familias adquirir un nivel decoroso, para asumir el futuro sin enormes temores. No es casualidad que, pese al empleo masivo generado por el sector maquilador, más del 30% de los hondureños que cumplen 16 años intentan abandonar el país con rumbo a USA.
Reitero, nuestro principal producto de exportación es la juventud (mano de obra barata) que no pasa a formar parte del sector productivo hondureño.
Algunos de los países europeos que hoy gozan de una condición de privilegio y se mantienen en la vanguardia con otro grupo de países (que no pasan de diez, si nos atenemos al G-8) acumularon capital a través del saqueo,
el robo, la piratería, y la esclavitud o el tráfico de esclavos, entre otras cosas, etc.
Las ciudades modelo que se están proponiendo no tienen antecedente en el mundo, porque los casos que se ponen como ejemplo de las tales ciudades modelos: a Singapur, Honkong y Shenzhen con su tal éxito financiero no son producto de una generación; en el caso de Singapur, cuarto centro financiero internacional del planeta , se convirtió en propiedad de los ingleses en 1826 ( hace 84 años) y la segunda ciudad Honkong ha tenido una presencia humana desde la Dinastía Han, pasando la ciudad a manos de los británicos después de la segunda guerra del opio y fue devuelta en 1997, y en la actualidad goza de autonomía administrativa. En el caso de Shenzhen, esta ciudad china se remonta a seis mil años de antigüedad, y efectivamente es parte del motor industrial de China a través de su zona económica especial.
Se trata, pues de otro tipo de experiencias.
Por eso, si lo que necesitamos son recursos frescos, billete constante y sonante, es mejor comenzar vendiendo, en subasta internacional, el Parque Arqueológico de Copán Ruinas, porque nadie se lo llevar, en nada afectará nuestra dignidad ni el negocio de los que se dedica al turismo, porque, en el caso de estos últimos, en vez de pagarle al Estado de Honduras, le pagarían sus comisiones al nuevo dueño.
Comentarios sobre esta propuesta se pueden hacer en las cafeterías, las estaciones de buses, las salas de espera de los hospitales y donde a usted le dé su regalada gana.
P.D. Por cierto, en el siglo XIX, J.L. Stephens, compró las Ruinas de Copán por $ 50.00; durante sus recorridos por Centroamérica, Chiapas y Yucatán. En ese ocasión se entrevistó, por mera casualidad, con Morazán (quien unos días más tarde emprendería su exilio), de quien nos da una semblanza en lo cataloga como el mejor ser humano de Centroamérica.
Consúltese su libro: Incidentes de viaje por Centroamérica, Chiapas y Yucatán.